Albóndigas de verdura en salsa
Las albóndigas son un plato que nos encanta porque es de lo más completo; tienen alimento y, además, nos permiten mojar hasta la saciedad. Pero pese a ese apetecible fondo, comerlas con asiduidad puede llegar a cansarnos si esa materia prima, y principal del plato, no cambia o, al menos varía.
Por este motivo (y, seamos realistas, porque nos apetece seguir haciendo esos barquitos de pan…) hemos decidido darle un nuevo enfoque a estas albóndigas y proponeros prepararlas de una manera muy diferente en la que nos olvidaremos de todo tipo de carne y nos centraremos en las verduras.
Son sanas, fáciles de hacer y, gracias a sus ingredientes le aportarán a vuestro organismo multitud de beneficios (entre ellos, el súper poder de los lunes; un extra de energía que os ayudará a comenzar aún mejor la semana…), nutrientes, vitaminas y minerales, algo que hoy en día a veces nos cuesta reunir en un solo plato.
Seguro que ya estáis deseando probar estas deliciosas albóndigas de verdura en salsa, ¡así que no os hacemos esperar más!
Ingredientes:
Elaboración:
Empezaremos preparando todas las verduras. Para ello, las lavaremos bien y nos pondremos con cada una de ellas.
En primer lugar, pelaremos y picaremos la cebolla lo más pequeño que podamos. Reservamos.
A continuación, seguiremos con el puerro. De éste solo usaremos la parte blanca, pero podéis reservar las hojas y la zona más verde para otras elaboraciones o para preparar un riquísimo caldo. Quitamos la primera capa de piel, partimos en rodajas no muy gruesas y picamos éstas en trocitos pequeños. Reservamos.
Pelamos la zanahoria (procurad que no sea demasiado pequeña porque le da un sabor espectacular al plato) y, nuevamente, cortamos hasta casi picar. Reservamos.
Ahora le toca el turno a la berenjena, aquí dispondréis de dos opciones; o bien pelarla o bien dejarla tal cual. La cantidad que vamos a usar de ésta no es demasiada y, tened en cuenta que va unida a muchos más ingredientes por lo que podéis estar tranquilos en cuanto a si aportará o no un cierto toque amargo porque no lo hará. La troceamos en dados muy pequeñitos y reservamos.
Por último, escaldaremos las espinacas. Ya sabéis que para ello tan solo tendremos que poner un cazo con agua a fuego medio-alto, dejar que hierva e introducir lo que queramos escaldar durante unos 30-40 segundos (siempre contándolos desde el momento en el que el líquido entre en ebullición de nuevo). Transcurrido ese tiempo, lo sacaremos con ayuda de una espumadera (para que escurra bien) y listo. Reservamos.
En una sartén a fuego suave y con un buen chorro de aceite de oliva iremos echando nuestras verduras, pero respetaremos un orden para que todas queden bien cocinadas, ya que unas tardan más que otras y, esto supondría que algunas podrían quemarse y otras quedar crudas.
Primero añadiremos la cebolla y la zanahoria, dejaremos unos minutos hasta que se ablanden, y, cuando la cebolla esté algo transparente, agregaremos la berenjena. Removemos e incorporamos el puerro y las espinacas. Mantenemos unos 5 minutos más (con cuidado de que no se nos tueste ninguna de las verduras), y echamos el tomate frito, removemos bien con una cuchara de madera, salpimentamos, dejamos que las verduras absorban parte del tomate, agregamos un pellizquito de orégano y retiramos del fuego dejando que se enfríe a temperatura ambiente. Recomendación: La mezcla resultante no debe contener demasiado líquido para que podamos formar bien nuestras albóndigas, así que no echéis demasiado tomate y, la cantidad que añadáis, dejadla que reduzca.
En un bol batiremos los huevos y les agregaremos la leche. Mezclamos con unas varillas de mano hasta que ambos ingredientes queden bien integrados y metemos el pan de molde que previamente habremos troceado con las manos. Consejo: Es preferible que tanto la leche como los huevos se encuentren a temperatura ambiente para que nos sea más fácil trabajarlos.
Aplastaremos todo con un tenedor hasta que nos quede una especie de masa y agregaremos las verduras que teníamos reservadas en la sartén. Removemos con una cuchara (no os preocupéis, costará un poquito debido a la miga de pan empapada) y echamos poco a poco el pan rallado para que las albóndigas vayan tomando consistencia. Aviso: No añadáis demasiada cantidad de golpe porque no queremos que nos queden como si fuesen cemento, es mejor hacerlo de manera gradual para que adquieran esa textura compacta que nos permita manipularlas.
Una vez las tengamos, iremos tomando ciertas cantidades (dependerá del tamaño que le queráis dar a vuestras albóndigas) y les daremos forma de bola. Reservamos.
Picamos el ajo y el perejil y lo machamos en un mortero junto al vino blanco (bastará con unas 3-4 cucharadas). Consejo: Para que el vino tome todo el sabor tanto del ajo como del perejil, una vez hayáis terminado de machacar,removed circularmente con el mango del mortero haciendo una ligera presión.
En un cazo con un chorrito de aceite de oliva añadimos el majado (cuidado con el vapor que soltará), dejamos que el vino se vapore y agregamos el caldo de verduras (que dependerá del número de albóndigas que nos hayan salido, pero deberá casi cubrirlas para que éstas queden bien jugosas). Mantenemos a fuego suave durante un par de minutos.
Mientras, freiremos las albóndigas en abundante aceite bien caliente hasta que presenten un aspecto doradito. A medida que vayan estando, las sacaremos, las pondremos sobre papel absorbente de cocina y las iremos introduciendo en el cazo donde habíamos preparado anteriormente la salsa.
Dejaremos que cuezan durante unos 10-12 minutos para que se hinchen un poco y ya podremos servir estas increíbles albóndigas de verdura en salsa.
Sugerencia: Si lo deseáis podéis añadir alguna hierba aromática más para intensificar el sabor del plato. Siempre podéis utilizar un poquito de tomillo, eneldo, etc. Dependerá de vuestros gustos y del toque personal que queráis darle a este maravilloso y sano plato.